El 13 de octubre de 1983 ETA asesinaba en la localidad guipuzcoana de Rentería al guardia civil Ángel Flores Jiménez. A las 14:30 de la tarde el agente se dirigía a su casa para comer, cuando descendía de su coche, sin uniforme y desarmado, dos terroristas a cara descubierta le dispararon a bocajarro, alcanzándole tres disparos, uno de ellos en el cuello que le provocó la muerte en el acto. Los terroristas huyeron a continuación en un Seat 131 a cuyo volante esperaba un tercer miembro del comando (el coche había sido robado a punta de pistola una hora antes en Oyarzun por varios individuos armados, y fue localizado posteriormente en la calle de Pablo Iglesias, mientras que su propietario fue encontrado atado a un árbol en el monte San Marcos). En el lugar de los hechos se recogieron tres casquillos del calibre 9 mm. Parabellum. Al mediodía del día siguiente se celebró en Rentería el funeral por el alma de Ángel Flores con la asistencia de cientos de personas, en su mayoría vecinos del barrio de Beraun donde vivía el agente, un barrio de población emigrante, lo que hizo que la presencia ciudadana en el funeral fuese muy superior a lo habitual en Guipúzcoa cuando la banda asesinaba a un miembro de las fuerzas de orden público. Ángel era muy conocido en su barrio, Beraun, y estaba perfectamente integrado en Guipúzcoa, donde residía desde veinte años antes; estaba casado y tenía cinco hijos, con edades comprendidas entre los 22 y los 10 años. RIP. +
En 1985 la Audiencia Nacional condenó a Jesús María Zabarte Arregui, jefe del comando Donosti de ETA, a un total de 32 años de cárcel por el asesinato de Ángel Flores.
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