Con este Blog lo único que pretendemos es tener en mente a todas y cada una de las personas que han muerto como consecuencia de acciones terroristas, sin entrar en polémicas sobre sus pasados ni posibles justificaciones, partiendo de la premisa que NINGUNA justificación está por encima de la vida de una persona. El trabajo es laborioso, y nos cuesta mucho recorrer todo el mapa para hacer las fotos, pero creemos que no podemos olvidar a NINGUNA de las víctimas de esta sinrazón.
sábado, 19 de marzo de 2011
José Luís Ramírez Villar
El martes 18 de marzo de 1980 ETA asesinaba en Madrid al soldado de infantería José Luís Ramírez Villar, de diecinueve años de edad, en un atentado cuyo objetivo era el general de división Fernando Esquivias. El atentado se produjo a las nueve y media de la mañana cuando el general había salido de su domicilio y caminaba hacia su coche en compañía de su ayudante, el coronel Manuel Miler. En ese momento explosionó una bomba camuflada en una motocicleta estacionada en el tramo de la madrileña calle de Ayala, comprendido entre las calles del General Mola y Castelló, junto al soldado de escolta que les aguardaba José Luís Ramírez Villar, que sufrió heridas gravísimas, que le causaron la muerte casi instantánea. RIP. +
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TOTE ... NO TE OLVIDAMOS. D.E.P
ResponderEliminarQue muertes tan inútiles en tiempos de paz malditos asesilos
EliminarHola, soy Piluca...le llamas Tote 😊 eso es que le conocías.Geacias por recordarle y publicarlo.Alivia mucho saber que se le recuerda
EliminarFue sobre las 0830 a 0845. La foto no representa el lugar del atentado. Esa foto es la semiesquina de la calle General Pardiñas con Ayala. El atentado fue más abajo frente al colegio del Pilar a la hora en la que entrábamos a clase.
ResponderEliminarYo estaba en esa esquina de la foto esperando a un compañero cuando explotó la bomba. Lo raro es que no hubiera sido herido ningún estudiante.
D.E.P.
Soy la hermana de Tote.Gracias por recordarle
EliminarComo hermana de Tote, quiero agradecer las muestras de cariño tras muchos años desde su asesinato. Alivia el dolor de su ausencia tenerle presente
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