El jueves 8 de noviembre de 1984 ETA militar asesinaba a tiros en la localidad guipuzcoana de Zestoa a Juan Sánchez Sierrro, electricista. Juan Sánchez Sierro fue sorprendido por sus asesinos, pasadas las siete y media de la mañana, en las proximidades de su domicilio, en el centro de Zestoa, cuando paseaba con su perro. Un joven le salió al paso y le preguntó si era conocido en el pueblo como “maixu txikia” (pequeño maestro) a lo que Juan respondió afirmativamente; entonces el individuo le obligó a que se introdujera en un coche Renault 5. El coche había sido robado a punta de pistola media hora antes y su propietario estaba retenido en el interior junto con dos terroristas que lo vigilaban. Los miembros del comando Goierri-Kosta de ETA dirigieron el vehículo hacia la cantera de Aizarna con los dos hombres retenidos y el perro de Juan Sánchez. Una vez allí, los terroristas indicaron al dueño del coche robado que se alejara del lugar; seguidamente bajaron del coche a Juan Sánchez y le asestaron tres tiros por la espalda y en la cabeza, uno de los cuáles le alcanzó en la nuca provocándole la muerte en el acto, después de lo cual se dieron a la fuga en el Renault 5 robado. Minutos más tarde una persona que decía hablar en nombre de ETA militar reivindicó el asesinato de Juan Sánchez Sierro mediante una llamada telefónica a la Policía Municipal de Zestoa e indicó dónde habían abandonado el cadáver del fallecido e insistiendo que era importante que se diera aviso a la Guardia Civil. Cuando llegaron los miembros de los servicios sanitarios encontraron al perro de Juan Sánchez guardando el cadáver de su amo y lamiéndole el rostro ensangrentado. Tal y como habían previsto los asesinos, varios efectivos de la Guardia Civil se presentaron en lugar, localizando tres casquillos de bala del calibre 9 mm. Parabellum y una bomba-trampa preparada para ellos, escondido entre las piedras y compuesto por un kilo de Goma-2 y metralla. RIP. +
Cinco años después del atentado, en 1989, la Audiencia Nacional condenaba a José Antonio López Ruiz “Kubati”, a 30 años de reclusión y a José Miguel Latasa Guetaria “Fermín”, como cómplice, a 20 años de reclusión. En 2001 la Audiencia Nacional condenaba por el atentado contra Juan Sánchez Sierro a otros dos etarras, Miguel Ángel Gil Cervera “Kurika” e Ignacio Bilbao Beascoetxea “Iñaki de Lemona” a penas de 42 años de cárcel por un delito de asesinato y otro de utilización ilegítima de vehículo a motor con rehenes. Ignacio Bilbao habría sido, según la sentencia, quien efectuó los tres disparos que acabaron con la vida de Juan Sánchez Sierro.
Cinco años después del atentado, en 1989, la Audiencia Nacional condenaba a José Antonio López Ruiz “Kubati”, a 30 años de reclusión y a José Miguel Latasa Guetaria “Fermín”, como cómplice, a 20 años de reclusión. En 2001 la Audiencia Nacional condenaba por el atentado contra Juan Sánchez Sierro a otros dos etarras, Miguel Ángel Gil Cervera “Kurika” e Ignacio Bilbao Beascoetxea “Iñaki de Lemona” a penas de 42 años de cárcel por un delito de asesinato y otro de utilización ilegítima de vehículo a motor con rehenes. Ignacio Bilbao habría sido, según la sentencia, quien efectuó los tres disparos que acabaron con la vida de Juan Sánchez Sierro.
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